El año pasado, con el objetivo de reactivar la economía de comunidades en contexto Covid 19, nació un programa de fortalecimiento de capacidades de confección y emprendimiento en tres comunidades aledañas a operaciones mineras, en las regiones de Huancavelica y Cusco.
El proyecto fue co-financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y por las empresas Buenaventura y Hudbay. Esta oportunidad, nos brindó la posibilidad de conocer muy de cerca a más de 60 mujeres entre 17 y 50 años quienes, en su mayoría, se dedican al cuidado del hogar, actividad no remunerada. Todas, caracterizadas también, por compartir un espíritu impetuoso y de gran voluntad para salir adelante.
Junto a ellas, trabajamos en el proyecto denominado “Bordando el Futuro”, proyecto que después de más de 180 días de diseño y ejecución tuvo como resultado la creación de una marca de moda, con impacto “Tikary”. El proyecto incluyó diversas actividades como: la implementación de talleres de confección en cada comunidad; la co-creación de diseños que recogieron elementos andinos de la zona para poner en valor la cultura local; la capacitación virtual y presencial de habilidades como confección y bordado, así como de emprendimiento y gestión comercial; y, finalmente, la implementación de una tienda virtual, a través de la cual, se pudieron comercializar las prendas fabricadas. El primer stock consistió en más de 1000 mascarillas ergonómicas que cumplieron con las especificaciones técnicas del MINSA, pero cuyo valor diferencial se destacó por la historia que hay detrás de su creación y de la de sus productoras.
Sin embargo, el objetivo de que la marca sea comercialmente sostenible sigue estando en pie. ¿Cómo obtener un proyecto que asegure su sostenibilidad en el tiempo e instale las capacidades suficientes para el despliegue de no solo de operaciones y producción, sino de comercialización?
Esta pregunta nos la hicimos repetidas veces después de que diversos desafíos se fueron identificando en el camino: la ausencia de conectividad o acceso a internet, lo que imposibilita el tener el centro digital de ventas in-situ, la falta de capacitación en marketing digital, la carencia de herramientas como laptops o tablets, incluso, un enfoque comercial limitado, que acota la posibilidad de ventas a otros clientes que no sean solo la empresa minera. Claro que somos conscientes de que estos desafíos identificados se ubican en un contexto actual complejo, en tiempos pandémicos que pueden agudizar la conflictividad social junto con un contexto electoral complicado.
En nuestra búsqueda por encontrar soluciones, hemos identificado diversos casos impulsados por el sector, para apoyar a comunidades, que se han visto limitados por factores similares. Por lo que seguimos en etapa de diseño de la mejor estrategia para alcanzar ese equilibrio entre ser sostenibles y autosuficientes. Sabemos que no será ni es un objetivo sencillo de lograr, pero buscaremos la fórmula mágica. ¿Se te ocurre alguna? Escríbeme.
A pesar de las dificultades, Tikaryhttps://www.facebook.com/tikarybordandoelfuturo como proyecto innovador confirma la esperanza de trabajar de la mano junto a las comunidades, con el afán de apoyar en la mejora de su calidad de vida, siendo ellos el eje de inspiración y desarrollo para el sector minero.
Por: Valeria Sosa
Ejecutiva de proyectos en el Hub de Innovación Minera del Perú
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