Durante inicios de la pandemia, allá por mayo del 2020, y en un esfuerzo de convocatoria colectiva sectorial, se invitó a una mesa de trabajo a diferentes representantes de las áreas de responsabilidad social de algunas empresas mineras. El objetivo fue identificar en conjunto los desafíos que atravesaban las comunidades por la proliferación de la Covid 19 como la recesión de actividades económicas por las diversas restricciones gubernamentales. Así fue como inició un espacio al que llamamos MesaHub Comunidades, en el que hoy en día se forjan alianzas entre diferentes actores, se comparten experiencias, habilidades y conocimientos para solucionar problemas sociales en territorios de influencia minera. Por ello, vale la pena preguntarse: ¿por qué el sector minero debe construir relaciones significativas entre pares?
La respuesta puede resultar simple: el sector minero quiere innovar, y la innovación se produce a través de un continuo intercambio de energía, de colaboración sin ego, como cuando diferentes instrumentos musicales suenan al unísono y de manera organizada, siguiendo acordes para constituir una unidad armónica y así lograr melodías que endulcen a los oyentes. Por ello, demás está decir que la colaboración es la base para construir una innovación que minimice el riesgo, al ser de interés compartido, dando forma a la participación y donde se encuentren más que problemas, oportunidades. Sin embargo, no resulta fácil tangibilizar este paradigma ya que aún hay ciertos retos que solucionar para generar una cultura de colaboración en el sector y sentar las bases de la gran importancia que tiene el COMPARTIR.
En esta tarea de crear cultura, la innovación social puede ser un gran impulso e incluso incentivo para agilizar el proceso. El propósito de la innovación social genera oportunidades para que las empresas mineras, quienes a veces se autodenominan catalizadores de acciones, utilicen la co-innovación como ventaja competitiva debido al gran impacto que puede tener en las comunidades y en la sostenibilidad de sus operaciones. Como menciona Julie Battilana, experta en innovación y cambio social de la Universidad de Harvard, los catalizadores de sistemas deben “aprovechar el poder de los demás encontrando y cultivando el liderazgo entre ellos, fortaleciendo sus habilidades, valores y sentido de responsabilidad para actuar y coordinarse entre sí en la búsqueda del cambio social”.
Es por ello que actualmente, desde la MesaHub Comunidades, se pondrá en marcha Wakiy, una iniciativa de valor compartido que busca ser un proceso de innovación social con enfoque territorial. Esta tiene el objetivo de identificar en el ecosistema el mejor modelo de colaboración, para la solución de desafíos puntuales de las comunidades. Wakiy, que en quechua significa compartir, será un esfuerzo innovador de suma de actores para el despliegue de acciones que construyan soluciones con impacto.
De este modo, se busca seguir materializando el esfuerzo de trabajar en colaboración y entre pares, promoviendo así una innovación pragmática, sostenible, escalable y de trabajo multiactor. Wakiy espera ser un ejemplo de innovación social abierta que construya redes no solo entre empresas del sector sino también entre el gobierno, universidades, ONG´s, startups, y para nosotros, el stakeholder principal, las comunidades.
Creemos que son en estas interacciones en donde la innovación prospera y se fortalece. Al fin y al cabo, todos aspiramos a resolver los problemas del mundo, pero qué mejor manera que hacerlo juntos, a través de la economía de colaboración y no de competencia. Quizá el espíritu de acción colectiva y trabajo compartido en el sector cree una agradable combinación de sonidos y hagamos música.
Por: Valeria Sosa
Ejecutiva de proyectos en el Hub de Innovación Minera del Perú
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