Relaves: de pasivo ambiental a mina del futuro

Las energías renovables y la movilidad eléctrica son tecnologías desarrolladas para reducir nuestra huella de carbono. Detrás de esta transformación silenciosa, hay un ingrediente que viene ganando protagonismo en las conversaciones a nivel global: los minerales críticos. Litio, cobalto, tierras raras, níquel, grafito y cobre, por ejemplo, figuran en esta lista.

Estos minerales tienen una importancia estratégica para la economía, pero su cadena de suministro presenta riesgos significativos. Estos recursos son esenciales para fabricar baterías, paneles solares, turbinas eólicas, vehículos eléctricos y tecnologías digitales que impulsan el cambio verde.

Su demanda está creciendo de forma vertiginosa, pero ¿seremos capaces de atenderla? Aquí viene el desafío: muchas de estas materias primas provienen de pocos países, lo que genera una dependencia geopolítica peligrosa. Varios de esos países a los que el mundo ha volteado están en nuestra región. ¿Será Latinoamerica capaz de liderar esta oferta?

En este contexto, los relaves —esos residuos mineros acumulados en gigantescos depósitos— empiezan a verse bajo una nueva luz. Tradicionalmente considerados un problema ambiental y de seguridad, los relaves podrían convertirse en auténticas minas legado. ¿Por qué? Porque contienen concentraciones remanentes de minerales valiosos que no fueron extraídos con la tecnología de la época. A medida que la demanda de ciertos metales se dispara y los métodos de recuperación mejoran, revalorizar relaves antiguos se vuelve una alternativa económicamente atractiva y ambientalmente responsable.

En países con una larga tradición minera, como Chile, Perú o Australia, hay miles de depósitos de relaves que podrían transformarse en nuevas fuentes de cobre, litio, tierras raras o incluso oro. Esto no solo reduce la presión sobre yacimientos vírgenes, sino que permite remediar pasivos ambientales históricos, mejorar la seguridad de las comunidades cercanas y recuperar tierras para nuevos usos.

Aprovechar los relaves encaja perfectamente con los principios de la economía circular, que busca reutilizar y reciclar materiales en lugar de desecharlos. La minería tradicional puede volverse más sostenible si se complementa con estrategias de reaprovechamiento, como la minería urbana (recuperación de metales de aparatos electrónicos) o la revalorización de relaves.

Además, iniciativas de este tipo pueden generar empleo, fomentar la innovación tecnológica y abrir oportunidades para alianzas público-privadas. Países que inviertan en el desarrollo de tecnologías limpias para el reprocesamiento de relaves no solo reducirán sus pasivos ambientales, sino que también podrían convertirse en proveedores clave de minerales críticos en la transición energética global.

Estamos ante un cambio de paradigma: de ver los residuos como un problema, a entenderlos como una oportunidad. La transición energética no solo implica cambiar la fuente de energía, sino también repensar cómo la extraemos, cómo la almacenamos y cómo gestionamos sus insumos.

Los relaves, por tanto, ya no son el final del camino, sino un nuevo comienzo. En ellos podría estar la clave para avanzar hacia una minería más verde, más justa y más inteligente. Es muy probable que el futuro de esta minería esté enterrado en el pasado.


Pamela Antonioli De Rutté
Gerente general del Hub de Innovación Minera del Perú
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