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La tarea falló con éxito

Hace poco encontré encontré la imagen que acompaña este artículo, y me pareció muy apropiada para describir lo que, siendo frecuente en en el mundo de la ciencia y la tecnología, no necesariamente es fácil incorporar en una cultura empresarial innovadora. Por ello, me gustó el ejemplo que escuché recientemente en una charla de Luis Larco, un peruano que trabaja en The Moonshot Factory de Google, durante Techsuyo, un evento que reúne a peruanos y latinos de Silicon Valley, que tuvo lugar la última semana de setiembre en San Francisco.

En la charla se resumían los 5 consejos para una mentalidad Moonshot. Una mentalidad Moonshot es una forma de pensar ambiciosa y audaz que busca resolver grandes problemas mediante ideas innovadoras y avances disruptivos, teniendo permanentemente en la mira el objetivo. El quinto y último consejo era, literalmente, “aceptar el fracaso aprendizaje”, y el ejemplo que dio fue una demostración de la cultura innovadora en la organización: el festejo tras la caida de uno de los globos aerostáticos desarrollados para llevar internet. ¡Por fin podrían identificar las causas del fallo en la innovación desarrollada!

Por ello, los errores no son obstáculos, sino componentes esenciales del camino. En la exploración espacial, por ejemplo, muchas misiones de prueba han fallado antes de lograr que un cohete o una nave funcione correctamente. Las misiones de SpaceX, bajo la dirección de Elon Musk, han sufrido varias explosiones de cohetes. Sin ellas, no hubiera sido posible el gran logro de ingeniería que supuso atrapar el booster de Starship en el aire hace unos días. Otros ejemplos, más antiguos pero cotidianos, son la penicilina y los post-it: la primera fue una contaminación que permitió inferir la producción de antibióticos en un cultivo de hongos y, el segundo fue la intensión de crear un adhesivo súper resistente que terminó siendo débil, pero que encontró su lugar en el icónico papelito que hoy usamos tanto en dinámicas de innovación.

Lo fascinante de “fallar con éxito” no es solo el resultado, sino la actitud que permite que el fallo se transforme en victoria. Es la capacidad de ver más allá del error inmediato y reconocer el aprendizaje implícito en él. La resiliencia, o la capacidad de adaptarse ante la adversidad, es clave para transformar los fracasos en oportunidades, incluso en la vida cotidiana.

En última instancia, lo que define una “tarea fallida” es nuestra interpretación del resultado. Si somos capaces de aprovechar los fallos, analizarlos con una mentalidad abierta y convertirlos en oportunidades, entonces, sí, habremos fallado… pero con éxito.

Pamela Antonioli De Rutté
Gerente general del Hub de Innovación Minera del Perú
[email protected]

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