Cuando hoy hablamos de benchmarking, muchos piensan en tablas de rendimiento, gráficas de velocidad o en esa presentación de PowerPoint que muestra quién lidera la industria. Pero el término benchmark nació mucho antes de que existieran los KPI, los procesadores o incluso la electricidad.
La palabra benchmark viene del inglés antiguo: bench (banco) y mark (marca). En el siglo XIX, los topógrafos y carpinteros grababan una muesca en un banco de madera o piedra para medir alturas y alinear herramientas. Era la referencia confiable para que todo quedara “nivelado”. Con el tiempo, el término se expandió: de la muesca en la madera pasó a ser punto de comparación en cualquier actividad.
En los años 70 y 80, empresas como Xerox y Toyota popularizaron el benchmarking como método para mirar qué hacían los mejores… y ponerse a su altura (o superarlos). Pero, más allá de la comparación, el verdadero poder del benchmark es su capacidad para inspirar innovación. Al analizar buenas prácticas de otras empresas, sectores o incluso geografías distintas, se abre la puerta al aprendizaje cruzado.
Así, benchmarkear puede ser una herramienta estratégica que impulsa nuevas ideas, acelera la adopción de tecnologías y ayuda a diseñar procesos disruptivos. Al mirar afuera con curiosidad, no solo sabemos dónde estamos: descubrimos caminos que quizás nunca habríamos imaginado.
El Hub ha promovido las actividades de aprendizaje cruzado desde sus inicios pero, en el último año, hemos ido un paso más allá, sistematizando la información y poniéndola a disposición de nuestras empresas para que puedan usarla de insumo en actividades como: revisión de procesos, incorporación de tecnología, y talleres de planificación estratégica.
En otras palabras, “saber quién va primero” pasa a un segundo plano cuando vemos el potencial que tiene el benchmark para inspirar a las empresas a reinventarse, teniendo como materia prima la experiencia de sus pares y ver qué funciona, identificar patrones de éxito y, desde ahí, construir algo propio y mejor.
De una simple muesca en un banco a una herramienta para acelerar la innovación, la historia de los benchmarks demuestra que comparar para aprender y crear es casi tan humano como dejar huellas.
Pamela Antonioli De Rutté
Gerente general del Hub de Innovación Minera del Perú
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