Como todos los años, la Conferencia de las Partes (COP) reunió a diversos gobiernos y organizaciones para trabajar en los acuerdos a nivel país para poder frenar la crisis climática. Sin embargo, la última COP 30, realizada en el mes de noviembre en Brasi, ha terminado con mayores frustaciones que avances considerando la cuenta regresiva en la que se encuentra la tierra. Las negociaciones se han estancado en temas urgentes como la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. The Guardian, BBC News, DW y un reporte de Naciones Unidas; coinciden en que la falta de acuerdos dejó un mensaje preocupante, el cual es que mientras la crisis climática avanza, la política global continúa atrapada entre intereses divergentes y prioridades nacionales que retrasan la acción.
Teniendo en cuenta el presente escenario, es válido preguntarnos cómo nos afecta a nivel país y qué rol cumplimos dentro de este contexto global. Aunque el Perú no tuvo una participación protagónica en la COP30, sí nos repercute el escenario actual condiserando que nos enfrentamos a mayores riesgos climáticos, presión internacional por reducir emisiones y la necesidad urgente de modernizar sectores estratégicos como la minería. Nuestro rol, por lo tanto, no es menor. Somos un país que depende de actividades intensivas en energía y, al mismo tiempo, un proveedor clave de los minerales necesarios para la transición energética global.
En ese marco, es importante actualizar nuestras matrices energéticas y acelerar la adopción de alternativas más limpias. La reciente ley de hidrógeno verde y la ampliación de espacios para energías renovables representan oportunidades para que la minería peruana comience a reducir su dependencia del diésel. Además, en varios proyectos, el gas natural continúa sirviendo como combustible de transición, permitiendo disminuir emisiones mientras tecnologías como el hidrógeno y las renovables ganan madurez y disponibilidad en el país. Con ello, el Perú empieza a delinear un camino que, si bien aún es incipiente, lo posiciona como un actor que busca avanzar incluso cuando el escenario internacional no ofrece señales claras.
A partir de esto, desde el sector privado se puede impulsar un llamado a la acción que priorice la innovación aplicada y el desarrollo de nuevas tecnologías en alianza con centros de investigación y la academia. Desde el Hub, en los últimos meses hemos visitado a tres universidades donde identificamos avances relevantes: la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), que cuenta con una planta de hidrógeno destinada a investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para la producción de H₂V, además de un laboratorio de energías renovables; la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), donde han desarrollado un grid eléctrico con gemelos digitales; y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), que ofrece un programa de posgrado orientado a energías renovables y consultorías especializadas a través de Innova PUCP. Estas visitas nos han permitido reconocer capacidades técnicas, líneas de investigación y oportunidades de colaboración que pueden traducirse en proyectos o pilotos concretos para el sector minero. Desde este puente academia–industria, buscamos contribuir de manera real a la transición energética e impulsar el siguiente paso.