Hace poco, en Twitter, leí un hilo sobre cómo se creó o descubrió el café descafeinado. En 1903, un lote de café que estaba siendo transportado llegó al puerto humedecido. El dueño probó los granos y notó un sabor salino. A pesar de esto, decidió venderlo. Sus clientes se quejaron, indicando que la calidad y el sabor eran muy diferentes, pero lo más importante, no los mantenía despiertos. Fue entonces cuando Ludwig, el dueño, dedujo que el agua salina había reducido las concentraciones de cafeína en los granos. Decidió investigar más sobre el proceso, realizando diversas pruebas, y descubrió que al sumergir los granos de café en agua y luego pasándolos por una vaporización, se reducían en grandes cantidades los niveles de cafeína y es así como nace el café descafeinado. La marca se volvió muy famosa que por esa época se le conocía a este tipo de café con el nombre de la marca comercial.

Muchos de los productos o tecnologías que tenemos y/o usamos surgieron de una pregunta, una idea, una simple casualidad, o del proceso de prueba y error que da origen a la experimentación. Es aquí donde la investigación juega un papel crucial, ya que no solo te permite profundizar en sus campos de estudio, sino que también fomenta el desarrollo de habilidades críticas, como el pensamiento analítico, la resolución de problemas y la capacidad de llevar a cabo estudios detallados y rigurosos.

En la industria minera, por ejemplo, la investigación es esencial para desarrollar nuevas tecnologías y métodos que mejoren la eficiencia y reduzcan el impacto ambiental desarrollándose diversas líneas como la biominería, la cual utiliza microorganismos para extraer metales de los minerales de manera más sostenible. Así mismo, se cuenta con métodos más efectivos para la gestión de residuos mineros y la rehabilitación de terrenos afectados por la actividad minera.

Estas investigaciones contribuyen significativamente al progreso del conocimiento y la tecnología, ofreciendo soluciones innovadoras a los problemas actuales y futuros. Es por ello, que en el Hub venimos impulsando el acercamiento entre la academia e industria, a través de la participación activa en el Programa de Becas de Doctorado financiado por ProCiencia en la Universidad Nacional Agraria La Molina y Universidad Nacional de Ingeniería. Es así, que nuestras empresas socias vienen brindando temas de tesis antes retos reales del sector en áreas como cambio climático, gestión de residuos, remediación de suelos y energías renovables, para los doctorantes del programa. La apertura de la convocatoria inició en diciembre del 2023 y ahora se encuentra en su segunda ventanilla con fecha de cierre hasta el 09 de agosto del 2024 para la UNI y 31 de octubre del 2024 para la UNALM.

Los y las invitamos a postular a los programas de doctorado, para más información les comparto las bases del programa.