Mentor por fuera, aprendiz por dentro

En el mundo de las startups la figura del mentor es bastante frecuente. Se trata de una persona que tiene principalmente experiencia en el negocio al que apunta el emprendimiento, complementando la propuesta tecnológicamente innovadora con la expectativa de un futuro usuario para poder afinar el producto y/o servicio y, sobre todo, el modelo de negocio.

Hasta que entré a trabajar al Hub, no conocía otro tipo de mentorías. Hace dos años tuve la suerte de ser invitada por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) a ser mentora. Una mentoría pensada no como coaching, docencia, relación amical o laboral; sino como un proceso para acompañar a alguien a definir su potencial.

Al inicio, dudé. ¿Tengo suficiente experiencia? ¿Qué puedo enseñarle a alguien que vive una realidad tan distinta a la que viví cuando empecé? ¿Y si no tengo las respuestas? Lo que no sabía en ese momento es que no se trata de tener todas las respuestas. Ser mentor no es guiar con certezas, sino caminar con preguntas. Acompañar. Y, aunque no lo crean, aprender. Uno aprende tanto, que se vuelve un privilegio. Esta experiencia la hemos incorporado en PERUMIN Hub, jóvenes que transforman, porque más allá de lo que se llevan los finalistas en términos de aprendizaje del sector, los mentores conocen de cerca cómo ven los jóvenes el sector y sus ideas para contribuir con él.

Este año que repetiré la experiencia con el programa de mentoría del IIMP me llevé una sorpresa: fui contactada por una joven que, a título personal, me pidió que sea su mentora. Siempre será halagador el solo hecho de que te tengan mapeada como una persona de la que quieren aprender, pero es un halago con un alto contenido de humildad porque te han escogido para abrirse y contarte sus dudas, miedos y sueños.

Uno aprende humildad cuando ve que su experiencia no siempre aplica, y que lo mejor que puede hacer es escuchar sin interrumpir el proceso; uno aprende humildad cuando das un mensaje de ánimo y luego te comparten una experiencia personal tan dificil que supone más coraje que el que todas las dificultades con las que te hayas encontrado en el doble de vida que le llevas a la persona mentoreada.

Por eso cuando eres mentor no solo das, recibes. En perspectiva, en frescura, en cuestionamientos, en humanidad. Mentorear te enseña que la vulnerabilidad no es una debilidad, sino un puente; que se pueden mostrar los errores, compartir las caídas, y que eso también guía. A veces he terminado una sesión sintiéndome más inspirada. A veces, a través de quien te escucha, vuelves a encontrarte con el porqué de lo que haces.


Pamela Antonioli De Rutté
Gerente general del Hub de Innovación Minera del Perú
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